Con el presupuesto aprobado por el Ejecutivo nacional, solo queda esperar la ejecución de la obra CARACAS.- La construcción de dos grandes y modernos estadios en Caracas parece comenzar a tomar forma; sin embargo, el camino es largo y los pasos numerosos para que, de una simple promesa electoral hecha por el ahora presidente Nicolás Maduro, los trabajos comiencen a realizarse en terrenos de La Rinconada, lugar seleccionado para llevar a cabo los ambiciosos proyectos.
Los aficionados del fútbol comienzan a soñar con ver a la selección vinotinto jugar en Caracas, mientras que los fanáticos de la pelota venezolana imaginan un Caracas-Magallanes en un escenario distinto al Universitario, aunque el coso de Los Chaguáramos jamás podrá ser sustituido por su contenido histórico.
De entrada y para comenzar a desglosar elementos que describan llevar adelante estas obras, existen características ineludibles para tomar en cuenta: el flujo monetario, la mano de obra capacitada y la celeridad en la construcción, todas son aristas que deberán ser tomadas como principios fundamentales para el tipo de proyecto que se ha planteado desde el Gobierno central.
Aunque poco se conoce de manera oficial –entre otras cosas por la premura del anuncio–, Líder conversó con el arquitecto Omar Carnevalli, quien ha estado ligado por muchos años a la construcción de escenarios deportivos en Venezuela, con la finalidad de poner en contexto a los lectores.
Debido al número de habitantes que tiene el área metropolitana, el levantamiento de escenarios nuevos para la capital venezolana desde hace tiempo se convirtió en una necesidad, pero existen factores de impacto social que deberán ser tomados en consideración.
“Quizás el aspecto más importante de todos los involucrados en hacer el levantamiento de estas obras pasa por considerar que no se trata solo del estadio como fin específico”, comentó Carnevalli partiendo del concepto que implica el estadio por y para la ciudad.
Aspectos que van desde las hectáreas de terreno que se destinen para estacionar vehículos, además de la vialidad y accesos, son características primordiales para lograr una urbanidad de primer orden.
La Rinconada ha sido considerado por el Estado para comenzar la construcción de los nuevos cosos deportivos capitalinos. Carnevalli cree que la ubicación es positiva, pero advierte que “para optimizar su funcionamiento deberá existir el desarrollo de un sistema interno de transporte que acerque al público”.
Una interrogante que surge pasa por cómo lograr que este tipo de proyectos no sean víctimas del olvido una vez concluidos. La rentabilidad es parte de su respuesta.
“La rentabilidad social es un principio que se planifica, pensando en el uso y mantenimiento adecuado a través del tiempo. No se trata solo de concluir la obra, debe haber un mantenimiento que garantice conservar la infraestructura”, agregó Carnevalli en su explicación.
Situación que sucede a menudo con las instalaciones deportivas en Venezuela, una de las más emblemáticas es el estadio José Encarnación Romero, de Maracaibo, sede del partido final de Copa América 2007, venido a menos tras la desaparición del Unión Atlético Maracaibo.
Por otro lado, agregar la importancia que tiene, consolidar las sedes deportivas como espacios donde se pueda conjugar el desarrollo de jóvenes talentos, que tengan la funcionalidad de albergar eventos de nivel profesional, así como escuelas de formación de peloteros; incluso, apto para la ambiciosa meta de que puedan saltar al campo equipos de Grandes Ligas en el caso del deporte con más arraigo en el país.
Para que esto suceda, son varios aspectos que se deben considerar: “El listado es amplio y detallado, algunos de los elementos básicos tienen que ver con las dimensiones mínimas del terreno de juego, la altura de los montículos (tanto del campo como para el calentamiento de lanzadores); además, se toman en consideración aspectos como la distancia entre bases”, explicó el representante de MLB en Venezuela, Jimmy Meayke.
Subrayó, además, que “la exigencia del aforo por parte de MLB coloca como mínimo los 15.000 espectadores, valorando en mayor medida elementos del terreno de juego y facilidades técnicas por encima de la capacidad”.
Finalmente, y con los recursos aprobados, la expectativa se concentra en que los responsables de las obras hagan buen uso del presupuesto que asigne el Gobierno.
Los aficionados del fútbol comienzan a soñar con ver a la selección vinotinto jugar en Caracas, mientras que los fanáticos de la pelota venezolana imaginan un Caracas-Magallanes en un escenario distinto al Universitario, aunque el coso de Los Chaguáramos jamás podrá ser sustituido por su contenido histórico.
De entrada y para comenzar a desglosar elementos que describan llevar adelante estas obras, existen características ineludibles para tomar en cuenta: el flujo monetario, la mano de obra capacitada y la celeridad en la construcción, todas son aristas que deberán ser tomadas como principios fundamentales para el tipo de proyecto que se ha planteado desde el Gobierno central.
Aunque poco se conoce de manera oficial –entre otras cosas por la premura del anuncio–, Líder conversó con el arquitecto Omar Carnevalli, quien ha estado ligado por muchos años a la construcción de escenarios deportivos en Venezuela, con la finalidad de poner en contexto a los lectores.
Debido al número de habitantes que tiene el área metropolitana, el levantamiento de escenarios nuevos para la capital venezolana desde hace tiempo se convirtió en una necesidad, pero existen factores de impacto social que deberán ser tomados en consideración.
“Quizás el aspecto más importante de todos los involucrados en hacer el levantamiento de estas obras pasa por considerar que no se trata solo del estadio como fin específico”, comentó Carnevalli partiendo del concepto que implica el estadio por y para la ciudad.
Aspectos que van desde las hectáreas de terreno que se destinen para estacionar vehículos, además de la vialidad y accesos, son características primordiales para lograr una urbanidad de primer orden.
La Rinconada ha sido considerado por el Estado para comenzar la construcción de los nuevos cosos deportivos capitalinos. Carnevalli cree que la ubicación es positiva, pero advierte que “para optimizar su funcionamiento deberá existir el desarrollo de un sistema interno de transporte que acerque al público”.
Una interrogante que surge pasa por cómo lograr que este tipo de proyectos no sean víctimas del olvido una vez concluidos. La rentabilidad es parte de su respuesta.
“La rentabilidad social es un principio que se planifica, pensando en el uso y mantenimiento adecuado a través del tiempo. No se trata solo de concluir la obra, debe haber un mantenimiento que garantice conservar la infraestructura”, agregó Carnevalli en su explicación.
Situación que sucede a menudo con las instalaciones deportivas en Venezuela, una de las más emblemáticas es el estadio José Encarnación Romero, de Maracaibo, sede del partido final de Copa América 2007, venido a menos tras la desaparición del Unión Atlético Maracaibo.
Por otro lado, agregar la importancia que tiene, consolidar las sedes deportivas como espacios donde se pueda conjugar el desarrollo de jóvenes talentos, que tengan la funcionalidad de albergar eventos de nivel profesional, así como escuelas de formación de peloteros; incluso, apto para la ambiciosa meta de que puedan saltar al campo equipos de Grandes Ligas en el caso del deporte con más arraigo en el país.
Para que esto suceda, son varios aspectos que se deben considerar: “El listado es amplio y detallado, algunos de los elementos básicos tienen que ver con las dimensiones mínimas del terreno de juego, la altura de los montículos (tanto del campo como para el calentamiento de lanzadores); además, se toman en consideración aspectos como la distancia entre bases”, explicó el representante de MLB en Venezuela, Jimmy Meayke.
Subrayó, además, que “la exigencia del aforo por parte de MLB coloca como mínimo los 15.000 espectadores, valorando en mayor medida elementos del terreno de juego y facilidades técnicas por encima de la capacidad”.
Finalmente, y con los recursos aprobados, la expectativa se concentra en que los responsables de las obras hagan buen uso del presupuesto que asigne el Gobierno.